Acabado en A. Una A que significa que aún queda mucho por hacer por conseguir la igualdad, la equidad entre niños y niñas.
Mil cien millones de niñas en el mundo. Según datos de la ONU, la mayor parte de ellas aún sufre discriminación por el mero hecho de ser mujer. Y no hablo únicamente de las brutales y horribles prácticas como la ablación o los casamientos de conveniencia y de menores tan vinculadas a países subdesarrollados, también hablo de prácticas como la discriminación en favor de hermanos varones o el hecho de que, a día de hoy, solo 2 tercios de los países en desarrollo hayan logrado la equidad de género en la educación primaria… y eso, por supuesto, también nos afecta a nosotros, felices madres y padres que habitamos este desigual primer mundo. Vamos, que igual que cuando nos sale un grano, yo diría aquello de “eso no tiene buena pinta, háztelo mirar”.
Pues a eso vamos, miremos, pero con ojos de niña. Sabéis que me gusta mucho ver las cosas con la perspectiva de los niñ@s. Mis posts suelen estar representados por dibujos de mi loca bajita. Y el aprendizaje es brutal! Si le pido que dibuje al coco, ella le hace 3 ojos, pero le dibuja unas enormes pestañas; si le pido que dibuje a su amatxu, ella me dibuja con un anik bag en la mano (cosas de pequeña gran directora de marketing, jeje), pero rodeada de corazones; si le pido que dibuje algo amarillo, ella, sin dudarlo, pinta un león, pero con ojos rosas. Y si me regala un dibujo libre, me encuentro un grupo de niñas superheroínas***** que pueden volar y lanzan rayos… y un unicornio rosa al lado, y el sol tiene cara de mujer y ella es el “ada” (sí, sin hache) de los unicornios. Ella, la “jefa del cotarro”.
(***** cosas del directo, el autocorrector aún no reconoce la palabra supeheroína y me pide “aprender palabra”. Curioso, ¿no?)
Resulta que para mi loca bajita ya no existe el modelo único de niña princesa, de mamá cocinando, de superhéroe volador, de jefe de pista con bigote. Resulta que para ella una niña puede ser lo que quiera, jugar a lo que quiera, sin límites. Y además, si ella quiere, lo adereza con toques tradicionalmente femeninos, sin miedo al qué dirán. Con 2 tacones, que se dice. Porque los matices están para enriquecer, son el chup-chup de todo guiso. Resulta que mi chica, inconscientemente, ya va dándose cuenta de que una niña puede ser lo que quiera. Y liderar lo que quiera. Sin tópicos. O con ellos. Pero en libertad.
Todas las personas, sean hombres o mujeres, cuentan con determinadas aptitudes y el desarrollo de esas aptitudes debería ser patrimonio de ambos, en igualdad, potenciando el valor real de cada persona, que siempre es infinito, con independencia del género. Sin miedo a las diferencias y sobre todo… sin miedo a las igualdades.
Y en ello todos tenemos mucho que hacer. Hay que comprometerse y apoyar el progreso… Eduquemos en igualdad a niños y niñas (en el cole y, sobre todo en casa… y en el súper, y en el parque, y en el fútbol, y en… en todos ámbitos y lugares). colaboremos con el empoderamiento de las niñas del mundo, de nuestras niñas! Que sigan soñando ideas, pintándolas, abriendo sus alas… que lideren sus propios proyectos, porque sólo así conseguiremos que las ideas se vuelvan realidad. Y entonces nuestra labor será perfeccionarla!
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